CON LA SIMPLE PALABRA
C
|
ON la simple palabra de hablar todos los días,
que es tan noble que nunca llegará a
ser vulgar,
voy diciendo estas cosas que casi no
son mías,
así como las playas casi no son del
mar.
Con la simple palabra con que se
cuenta un cuento,
que es la vejez eterna de la eterna
niñez,
la ilusión, como un árbol que se
deshoja al viento,
muere con la esperanza de nacer otra
vez.
Con la simple palabra te ofrezco lo
que ofreces,
amor que apenas llegas cuando te has
ido ya:
Quien perfuma una rosa se equivoca
dos veces,
pues la rosa se seca y el perfume se
va.
Con la simple palabra que arde en su
propio fuego,
siento que en mí es orgullo lo que en
otro es desdén:
Las estrellas no existen en las
noches del ciego,
pero, aunque él no lo sepa, lo
iluminan también.
Y así, como un arroyo que se
convierte en río,
y que en cada cascada se purifica. más,
voy cantando este canto tan ajeno y tan mío,
con. simple palabra que no muere
jamás!
I
OASIS-BUESA
Un gran amor es una herida
que se abre en flor y aroma, como un
surco en la tierra.
Y aunque la herida, a veces, al
instante se cierra,
queda su cicatriz para toda la vida.
OASIS
A
|
SÍ como un verdor en el desierto,
con sombra de palmeras yagua
caritativa,
quizás será tu amor lo que me
sobreviva,
viviendo en un poema después que yo
haya muerto.
En ese canto, cada vez más mío,
voces indiferentes repetirán mi pena,
.
y tú has de ser entonces corno un
rastro en la arena,
casi como una nube que pasa sobre un
río ...
Tú serás para todos una desconocida,
tú, que nunca sabrás cómo he sabido
amarte;
y alguien, tal vez, te buscará en mi
arte,
y, al no hallarte en mi arte, te
buscará en mi vida.
Pero tú no estarás en las mujeres
que alegraron un día mi tristeza de:
hombre:
Como oculté mi amor sabré ocultar tu
nombre,
y, al decir que te amo, nunca diré
quién eres.
Y dirán que era falsa mi pasión
verdadera,
que fué sólo un ensueño la mujer que
amé tanto;
o dirán que era otra la que canté en
mi canto,
otra, que nunca amé ni conocí
siquiera.
Y así será mi gloria lo que fue mi
castigo,
porque, como un verdor en el
desierto,
tu amor me hará vivir después que yo
haya muerto,
pero cuando yo muera, tú morirás
conmigo!
Yo la amé, es tan hermosa, también la
quería.
Perdónala, Señor, porque la culpa es
mía.
Después de haber besado sus cabellos
de trigo,
nada importa la culpa, pues no
importa el castigo.
Fue un pecado quererla, Señor, y, sin
embargo,
mis labios están dulces por ese amor
amargo.
Ella fue como un agua callada que
carda ...
Sí es culpa tener sed, toda la culpa
es mía.
Perdónala, Señor, Tú, que le diste a
ella
su frescura de lluvia y su esplendor
de estrella.
Su alma era transparente como un vaso
vado.
Yo lo llené de amor. Todo el pecado
es mío.
Pero, ¿cómo no amarla, si tú hiciste
que fuera
turbadora y fragante como la
primavera?
¿Cómo no haberla amado, si era cómo
el rocío
sobre la yerba seca y ávida del
estío?
Traté de rechazada, Señor,
inútilmente,
cómo un surco que intenta rechazar la
simiente.
Era de otro. Era dé otro, que no la
merecía,
y por eso, en sus brazos, seguía
siendo mía.
Era de otro, Señor. Pero hay cosas
sin dueño:
Las rosas y los ríos, y el amor y el
ensueño.
Y ella me dio su amor como se da una
rosa,
cómo quien lo da todo, dando tan poca
cosa ...
Una embriaguez extraña nos venció
poco a poco:
Ella no fue culpable, Señor. .. ni yo
tampoco!
La culpa es toda tuya, porque la
hiciste bella,
y me diste los ojos para mirada a
ella.
Toda la culpa es tuya, pues me
hiciste cobarde
para matar un sueño porque llegaba
tarde.
Sí. Nuestra culpa es tuya, si es una
culpa amar
y si es culpable un río cuando corre
hacia el mar.
Es tan bella, Señor, y es tan suave,
y tan clara,
que sería un pecado mayor si no la
amara.
Y, por eso, perdóname, Señor, porque
es tan bella,
que Tú, que hiciste el agua, y la
fiar, y la estrella,
Tú, que oyes el lamento de este dolor
sin nombre,
Tú también la amarías, si pudieras
ser hombre!
POEMA DEL REGRESO
V
|
ENGO del fondo oscuro de una noche
implacable,
y contemplo los astros con un gesto
de asombro ..
Al llegar a tu puerta me confieso
culpable,
y una paloma blanca se me posa en el
hombro.
Mi corazón humilde se detiene en tu puerta,
con la mano extendida como un viejo
mendigo;
y tu perro me ladra de alegría en la
huerta,
porque, a pesar de todo, sigue siendo
mi amigo.
Al fin creció el rosal aquel que no
crecía
y ahora ofrece sus rosas tras la
verja de hierro;
Yo también he cambiado mucho desde
aquel día,
pues no tienen estrellas las noches
del destierro.
Quizás tu alma está abierta tras la
puerta cerrada;
pero al abrir tu puerta, como se abre
a un mendigo,
mírame dulcemente, sin preguntarme
nada,
y sabrás que no he vuelto... porque
estaba contigo.
I
II
Yo buscaba las cosas bellas
sin importarme en qué lugar.
y otros mirarán las estrellas
que yo no volveré a mirar.
Y nombrar lo que no se nombra
un gran silencio y una cruz,
y penetrar en esa sombra,
yo, que he amado tanto la luz!
III
Tantos sueños que ya se han ido
y que jamás han de volver.,
Empezar a morir de olvido,
oh, noche sin amanecer!
Apasionadas noches locas,
indeciblemente sin par. ..
Pero otros besarán las bocas
que yo dejaré de besar!
Agridulce sabor del beso,
áurea isla sin latitud:
Aunque sólo sea. por eso,
no te me vayas, Juventud!
No te me vayas todavía,
porque no me quiero quedar
triste de ensueño y de armonía,
igual que un ciego frente al mar!
POEMA DEL FRACASO
M
|
I corazón, un día, tuvo un ansia
suprema,
que aun hoy lo embriaga a veces cual
lo embriagara ayer:
Quería aprisionar un alma en un
poema,
y que viviera siempre… Pero no pudo
ser.
Mi corazón, un día, silenció su
latido,
y en plena lozanía se sintió
envejecer:
Quiso amar un recuerdo más fuerte que
el olvido
y morir recordando… Pero no pudo ser.
Mi corazón, un día, soñó en sueño
sonoro,
en un fugaz anhelo de gloria y de
poder:
Subió la escalinata de un palacio de
oro
y quiso abrir las puertas ... Pero no
pudo ser.
Mi corazón, un día, se convirtió en
hoguera,
por vivir plenamente la fiebre del
placer:
Ansiaba el goce nuevo de una emoción
cualquiera,
un goce para él solo ... Pero no pudo
ser.
Y hoy llegas tú a mi vida, con tu
sonrisa clara,
con tu sonrisa clara, que es un
amanecer;
y, ante el sueño más dulce que nunca
antes soñara,
quiero vivir mi sueño ... Pero no
puede ser.
Y he de decirte adiós para siempre,
querida,
sabiendo que te alejas para nunca
volver.
Quisiera retenerte para toda la vida
...
Pero no puede ser! Pero no puede ser!
POEMA DEL AMOR AJENO
P
|
UEDES irte y no
importa, pues te quedas conmigo,
como queda el perfume más allá de la
flor.
Tú sabes que te quiero, pero no te lo
digo,
y yo sé que eres mía, sin ser mío tu
amor.
La vida nos acerca y a la vez nos
separa,
como el día y la noche en el amanecer
...
Mi corazón sediento ansía tu agua
clara,
pero es un agua ajena que no debo
beber...
Por eso puedes irte, porque, aunque
no te sigo,
nunca te vas del todo, como una
cicatriz;
y mi alma es como un surco cuando se
corta el trigo,
pues al perder la espiga retiene la
raíz.
Tu amor es como un río que parece más
hondo,
inexplicablemente, cuando el agua se
va.
y yo estoy en la orilla, pero mirando
el fondo,
pues tu amor y la muerte tienen un
más allá.
Para un deseo así, toda la vida es
poca;
toda la vida es poca para un ensueño
así.,
Pensando en ti, esta noche, yo besaré
otra boca;
y tú estarás con otro... pero
pensando en mí!
II
OASIS-BUESA
Finge con fiero orgullo la sonrisa
del fuerte,
alma tímida y débil, para siempre
vencida:
Después de haber vivido la mitad de
la muerte,
hay que seguir muriendo lo que aún
queda de vida.
POEMA DE LA ESPERA
Y
|
O sé que tú eres de otro. Y, a pesar
de eso, espero.
Y espero sonriente, porque yo sé que
un día,
como en amor el último vale más que
el primero,
tú tendrás que ser mía!
Yo sé que tú eres de otro, pero eso no
me importa,
porque nada es de nadie, si hay
alguien que lo ansía,
y mi amor es tan largo, y la vida es
tan corta,
que tendrás que ser mía!
Yo sé que tú eres de otro, pero la
sed se sacia
solamente en el fondo de la copa
vacía;
y, como la paciencia puede más que la
audacia,
tú tendrás que, ser mía.
Por eso, en lo profundo de mis sueños
despiertos,
yo seguiré esperando, porque sé que
algún día
buscarás el refugio de mis brazos
abiertos,
y tendrás que ser mía.
SEGUNDO POEMA DE LA ESPERA
P
|
OR un agua de hastío voy moviendo estos
remos
que pesan tanto al irme y tan poco al
volver;
pero quizás un día no nos
separaremos,
mujer mía y ajena como el amanecer.
No importa que me quede ni importa
que me vaya,
mientras pasan las nubes sin dejar de
pasar,
porque tu corazón es igual que una
playa,
que, pudiendo ser tierra, nunca llega
a ser mar!
Tu amor nunca responde cuando mi amor
te nombra;
tu amor, que, sin ser mío, tantas
veces perdí;
y yo empuño los remos y viajo hacia
la sombra,
pues todo se hace sombra si estoy
lejos de ti.
Filibustero loco tras el botín de un
beso,
viajo por aguas tristes que me
entristecen más;
pero tu amor es siempre camino de
regreso,
mujer que nunca llegas y que nunca te
vas.
Tu amor es un remoto país
desconocido,
más allá del mañana, más allá del
ayer;
y ya sólo recuerdo las veces que me
he ido
recordando las veces que tuve que
volver.
Hay virtudes tan tristes que es mejor
ser culpable,
y más si es una culpa de amor amarte
así;
pero, si en nuestras vidas hay algo
inevitable,
inevitablemente tú serás para mí.
Ya me duelen las manos de remar en mi
hastío,
pero yo sé que un día dejaré de
remar,
y he de mirar el mundo como si fuera
mío,
y romperé los remos en la orilla del
mar!
LA DAMA DE LA ROSA
L
|
OS que vieron la dama luciendo aquella
rosa
que era como el fragante coágulo de
una llama,
no supieron decirme cuál era más
hermosa:
si la rosa o la dama.
Los que vieron la dama llevar la flor
aquella,
como un broche de fuego sobre su piel
sedosa,
no supieron decirme cuál era la más
bella:
si la dama o la rosa.
Cuando pasó la dama, fue un perfume
su huella.
Nadie supo decirme si fue la flor, o
ella,
la que dejó la noche
perfumada.
Y yo, yo, que la tuve desnuda sobre
el lecho,
yo, que corté la rosa para adornar su
pecho,
tampoco dije nada.
POEMA DEL DOMINGO TRISTE
E
|
STE domingo triste pienso en ti
dulcemente
y mi vieja mentira de olvido, ya no
miente.
La soledad, a veces, es el peor
castigo ...
Pero, qué alegre todo, si estuvieras
conmigo!
Entonces no querría mirar las nubes
grises,
formando extraños mapas de imposibles
países;
y el monótono ruido del agua no sería
un motivo secreto de mi melancolía.
Este domingo triste nace de algo que
es mío,
que quizás es tu ausencia y quizás es
mi hastío,
mientras corren las aguas por la
calle en declive,
y el corazón se muere de un ensueño
que vive.
La tarde pide un poco de sol, como un
mendigo,
y acaso hubiera sol si estuvieras
conmigo;
y tendría la tarde, fragantemente
muda,
el ingenuo impudor de una niña
desnuda.
Si estuvieras conmigo, amor que no
volviste,
que alegre me sería este domingo
triste!
CANCION DEL AMOR QUE PASA
Y
|
O soy como un viajero que no duerme
más de una vez en una misma casa.
Dame un beso y olvídame. No intentes
retenerme:
Soy el amor que pasa ...
Yo soy como una nube que da sombra un
instante;
soy una hoguera efímera que no deja
una brasa.
Yo soy el buen amor y el mal amante
..
Dime adiós y sonríeme: Soy el amor
que pasa ...
Soy el amor que olvida, pero que
nunca miente,
que muere sonriendo porque nace
feliz.
Yo paso como un ala, fugazmente;
y, aunque se siembre un ala, nunca tendrá
raíz.
No intentes retenerme: déjame que me
vaya
como el agua de un río, que no vuelve
a pasar. ..
Yo soy como una ola en una playa,
pues las olas se acercan, pero
vuelven al mar ...
Soy el amor de amar, que odia lo inerme,
que se lleva el perfume, pero deja la
flor. ..
Dime adiós, y no intentes retenerme:
Soy el amor que pasa... pero soy el
amor!
CANCION DEL AMOR QUE SE QUEDA
T
|
U amor arde en la sombra como una
llama lenta,
como la luz de un faro, que oscila en
la tormenta.
Perdida como el aire de la tarde en
el trigo,
todo lo que me dejas también se va
contigo.
Perdida como el agua que salta de la
fuente,
porque siempre es la misma y es
siempre diferente;
y quizás tú te vas sin saber que te
has ido,
como un golpe de viento, con un rumbo
de olvido.
II
Yo he visto cómo el árbol recobra lo
que pierde,
pues por cada hoja seca le brota una
hoja verde;
pero también el árbol verdemente
feliz
se seca hasta la copa si muere su
raíz.
III
Tu amor se va en la sombra como el
agua de un río,
pero si el agua es tuya quizás el
cauce es mío.
Tu amor es una alegre fugacidad de
espuma
que se nutre del viento y en el
viento se esfuma.
Pero es como una rama que florece,
querida,
ver crecer en tus ojos una
desconocida:
Esa, recién llegada de tu ensueño o
tu hastío,
nace en tu corazón, pero viene hacia
el mío;
y si tú, como el agua que se va de
una fuente,
siendo siempre la misma, puedes ser
diferente,
yo, embriagado en tu vino con
distinta embriaguez,
pensaré que eres otra, para amarte
otra vez!
III
OASIS – BUESA
Soñar es ver la vida de otro modo;
y es olvidar un poco lo que es.
Un sueño es casi nada y más que todo:
Más que todo al soñarlo... Casi nada
después.
LA ENREDADERA
E
|
N el áureo
esplendor de la mañana,
viendo crecer la enredadera verde,
mi alegría no sabe lo que pierde
y mi dolor no sabe lo que gana.
Yo fui una vez como ese pozo oscuro,
y fuí como la "forma de esa
nube,
como ese gajo verde que ahora sube.
mientras su sombra baja por el muro.
La vida entonces era diferente,
y, en mi claro alborozo matutino,
yo era como la rueda de un molino
que finge darle impulso a la
corriente.
Pero la vida es una cosa vaga,
y el corazón va desconfiando de ella,
como cuando miramos una estrella,
sin saber si se enciende o si se
apaga.
Mi corazón, en tránsito de fuego,
ardió de llama en llama, pero en
vano,
porque fue un ciego que extendió la
mano
y sólo halló la mano de otro ciego.
Y ahora estoy acodado en la ventana,
,y mi dolor no sabe lo que pierde
ni mi alegría sabe lo que gana,
viendo crecer la enredadera verde.
en el áureo esplendor de la mañana!
PARA BOLA DEL ARBOL
T
|
ODO aquel artificio de que antaño hice gala,
ya no inquieta mi anhelo, cada día
más puro:
Tras la ciencia del trino vino el
golpe del ala;
bajo el frágil follaje cuajó el fruto
maduro.
Abrí surcos de arena con un gesto de
audacia,
con el gesto de un río que logró ser
torrente;
y hoy se yergue en mis surcos una
espiga de gracia,
y el torrente se aquieta con ternuras
de fuente.
Y es que al cabo me nutro de la savia
divina,
y ya sé lo que valen la raíz y la
fronda,
porque he visto que el árbol poco a
poco se empina,
y, a medida que crece, su raíz es más
honda.
Y por eso en las brisas ya no fluye
mi trino,
pues mis alas prefieren abarcar más
distancia;
y, a manera de un árbol en mitad de
un camino,
doy a todos un poco de quietud y
fragancia.
Si los vientos sacuden mi verdor, no
me inmuto,
Si algún hacha me quiere derribar, no
me asombra.
y hundo más mis raíces, para así dar
más fruto,
y alzo más mis ramajes, para así dar
más sombra!
POEMA PARA EL CREPUSCULO
I
H
|
ORA de soledad y de melancolía
en que casi es de noche y casi no es
de día.
Hora para que vuelva todo lo que se
fue.
Hora para, estar triste, sin
preguntar por qué .
Todo empieza a morir cuando nace el
olvido.
y es tan dulce buscar lo que no se ha
perdido ...
Y es tan agria esta angustia
terriblemente cierta
de un gran amor dormido que de pronto
despierta!
II
Viendo pasar las nubes se comprende
mejor
que, así como ellas cambian, va
cambiando el amor;
y aunque decimos: "Todo se
olvida, todo pasa .." ,
en la ceniza, a veces, nos sorprende
una brasa.
Porque es triste creer que se secó
una fuente,
y que otro beba el agua que brota
nuevamente;
o una estrella apagada que vuelve a
ser estrella,
y ver que hay otros ojos que están
fijos en ella.
Decimos: "Todo pasa, porque todo
se olvida ... ",
y el recuerdo entristece lo mejor de
la vida ..
III
Apenas ha durado para amar te y
perderte
este amor que debla durar hasta la
muerte.
Fugaz como el contorno de una nube
remota,
tu amor nace en la espiga muriendo en
la gaviota.
Tu amor, cuando era mío, no me
pertenecía.
Hoy, aunque vas con otro, quizas eres
más mía.
Tu amor es como el viento que cruza
de repente:
Ni se ve ni se toca, pero existe y se
siente.
Tu amor es como un árbol que renunció
a su altura,
pero cuyas raíces abarcan la llanura.
Tu amor me negó siempre lo poco que
pedí,
y hoy me da esta alegría de estar
triste por ti.
Y, aunque creí olvidarte, pienso en
ti todavía,
cuando, aun sin ser de noche, dejó de
ser de día ...
ELEGIA
G
|
OLONDRINA del alba sombría..
mariposa del alba radiante:
cuánto puede durar un instante,
un instante de noche en el día!
Yo, que supe ignorar tantas cosas,
ahora sé que jamás nos veremos,
pues te fuiste, empuñando los remos,
en tu barca cubierta de rosas.
Ahora sé la verdad de la tierra,
que florece aunque nadie la labre,
y la puerta de luz que se abre
si una puerta de sombra se cierra.
Ahora sé que la noche no miente
cuando deja caer su rocío:.
Fue un rosal a la orilla de un río,
y quizás lo arrastró la corriente ...
Y te fuiste, luciérnaga loca,
golondrina del alba sombría,
con el tibio sabor de tu boca
de tu boca que nunca fue mía!
POEMA DEL RIO
U
|
NICAMENTE el río conoce tu secreto,
ese secreto tuyo que es un secreto
mío.
El río es como un hombre de corazón
inquieto,
pero el amor se aleja como el agua
del río.
Unicamente el río nos vió por la
vereda,
y el rumor de sus aguas era como un
reproche.
Tu piel era más blanca bajo la negra
seda,
como el deslumbramiento de la nieve
en la noche.
No importa. que huya el agua como un
amor de un día:
mi amor, igual que el río, se quedará
aunque huya.
Unicamente el río supo que fuiste
mía,
para que mi alma fuera profundamente
tuya.
El río es como un viaje para el sueño
del hombre,
y el hombre es, como el río, un gran
dolor en viaje.
Unicamente el río te oyó decir mi
nombre,
cuando las hojas secas decoraron tu
traje.
Sí. El río es como un hombre de
corazón inquieto
que va encendiendo hogueras y se
muere de frío.
Unicamente el río conoce tu secreto.
Únicamente el río.
SEGUNDO POEMA DEL RIO
I
I
|
BAMOS en la noche
con tu sueño y el mío,
donde empiezan tus ojos y termina la
sombra.
y allá, bajo los puentes, iba
cantando el río
la inquietud que se olvida y el dolor
que se nombra.
Vivir es una ciencia, pero amar es un
arte;
y, puesto que quien ama va viviendo
su muerte,
nadie sabrá que un día te besé sin
besarte,
ni que te he poseído también, sin
poseerte.
y supe que la nieve puede ser una
brasa,
aquella tibia noche de silencio y de
seda,
y que, antes que una nube fugitiva
que pasa,
quiero ser en tu vida la raíz que se
queda.
II
Ibamos en la noche con tu sueño y el
mío,
y la luna crecía, como si nos mirara,
mientras junto a nosotros iba
cantando el río
todo lo que callábamos bajo la noche
clara.
El amor, que embellece todas las
cosas bellas,
sobrevive a las culpas, pero no a los
reproches;
y yo seré en tu vida como son las
estrellas,
que durarán brillando lo que duren
las noches ...
y amaré en tu sonrisa todo lo que tú
amas,
para que tus recuerdos se unan a mis
olvidos,
al igual que esos árboles que
enlazaron sus ramas,
y que unidos florecen hasta morir
unidos.
III
Es dulce ir en la noche con tu sueño
y mi sueño
y sentir que mi mano te besa si te
toca;
y es grande esta ternura de sentirse
pequeño,
cuando el sueño termina donde empieza
tu boca.
Y ver crecer la noche temblorosa de
frío,
en esta sofocante plenitud del
verano,
oyendo el melancólico monólogo del
río
que dice dulcemente lo que callas en
vano.
Y luego estar contento y a la vez
estar triste,
viendo pasar el agua sin que nunca
esté ausente,
mujer que estás conmigo después que
ya te fuiste,
pues te vas y te quedas, igual que la
corriente ...
TERCER POEMA DEL RIO
E
|
L agua del río pasaba indolente,
reflejando noches y arrastrando días
...
Tú, desnuda en la fresca corriente,
reías ...
Yo te contemplaba desde la ribera,
tendido a la sombra de un árbol
sonoro;
y resplandecía tu áurea cabellera,
desatada en el agua ligera,
como un remolino de espuma de oro ...
Y pasaban las nubes errantes,
mientras tú te erguías bajo el sol de
estío,
con los blancos hombros llenos de
diamantes,
en la rumorosa caricia del río.
Y tú te reías ...
y mirando mis manos vacías,
y el agua que huye sin volver jamás,
"pensé en tantas cosas que ya
fueron mías,
y que se me han ido, como tú te irás
...
Y tendí mis brazos hacia la
corriente,
hacia la corriente cantarina y clara,
porque tuve miedo, repentinamente,
de que el agua feliz te arrastrara
...
Y ya no reías
bajo el sol de estío,
ni resplandecías de oro y de rocío.
Y saliste corriendo del. río,
y llenaste mis manos vacías ...
Y al sentir tu cuerpo tan cerca y tan
mío,
al vivir en tu amor un instante
más allá del placer y el hastío,
vi pasar la sombra de una nube
errante, .
de una nube fugaz sobre el río ...
ELEGIA PARA TI Y PARA MI
I
Y
|
O seguiré soñando mientras pasa la
vida:
y tú te irás borrando lentamente en
mi sueño.
Un año y otro año caerán como hojas
secas
de las ramas del árbol milenario del
tiempo,
y tu sonrisa, llena de claridad de
aurora,
se alejará en la sombra creciente del
recuerdo.
II
Yo seguiré soñando mientras pasa la
vida,
y quizás, poco a poco, dejaré de
hacer versos,
bajo el vulgar agobio de la rutina
diaria,
de las desilusiones y los
aburrimientos.
Tú, que nunca soñaste más que cosas
posibles,
dejarás, poco a poco, de mirarte al
espejo.
III
Acaso nos veremos un día,
casualmente,
al cruzar una calle, y nos saludaremos.
Yo pensaré, quizás: "Qué linda
es, todavía".
Tú, quizás pensarás: "Se está
poniendo viejo".
Tú irás sola, o con otro. Yo iré
solo, o con otra.
O tú irás con un hijo que debiera ser
nuestro.
IV
Y seguirá muriendo la vida, año tras
año,
igual que un río oscuro que corre
hacia el silencio.
Un amigo, algún día, me dirá que te
ha visto,
o una canción de entonces me traerá
tu recuerdo.
Y en estas noches tristes de quietud
y de estrellas,
pensaré en ti un instante, pero cada
vez menos ...
V
Y pasará la vida. Yo seguiré soñando,
pero ya no habrá un nombre de mujer
en mi sueño.
Ya yo te habré olvidado
definitivamente,
y sobre mis rodillas retozarán mis
nietos.
Y quizás, para entonces, al cruzar
una calle
nos vimos frente a frente, ya sin
reconocernos.
VI
Y una tarde de sol me cubrirán de
tierra,
las manos, para siempre, cruzadas
sobre el pecho.
Tú, con los ojos tristes y los
cabellos blancos,
te pasarás las horas bostezando y
tejiendo.
Y cada primavera renacerán las rosas,
aunque ya tú estés vieja, y aunque yo
me haya muerto.
IV
OASIS-BUESA
Amor se llama amor para quien ama.
Más tarde, flor a flor,
dejamos de saber cómo se llama,
o acaso lo sabemos, pero ya no es
amor ...
BALADA DEL MAL AMOR
Q
|
UÉ lástima, muchacha,
que no te pueda amar ...
Yo soy un árbol seco que sólo espera
el hacha,
y tú un arroyo alegre que sueña con
el mar.
Yo eché mi red al río
Se me rompió la red .
No unas tu vaso lleno con mi vaso
vacío,
pues si bebo en tu vaso voy a sentir
más sed ..
Se besa por el beso,
por amar el amor...
Ese es tu amor de ahora, pero el amor
no es eso;
pues sólo nace el fruto cuando muere
la flor.
Amar es tan sencillo,
tan sin saber por qué ...
Pero así como pierde la moneda su
brillo,
el alma, poco a poco, va perdiendo su
fe.
Qué lástima, muchacha,
que no te pueda amar.,
Hay velas que se rompen a la primera
racha,
y hay tantas velas rotas en el fondo
del mar!
Pero aunque toda herida
deja una cicatriz,
no importa la hoja seca de una rama
florida,
si el dolor de esa hoja no llega a la
raíz.
La vida, llama o nieve,
es un molino que
va moliendo en sus aspas el viento
que lo mueve,
triturando el recuerdo de lo que ya
se fue ...
Ya lo mío fue mío,
y ahora voy al azar ...
Si una rosa es más bella mojada de
rocío,
el golpe de la lluvia la puede
deshojar…
Tuve un amor cobarde.
Lo tuve y lo perdí...
Para tu amor temprano ya es demasiado
tarde,
porque en mi alma anochece lo que
amanece en ti.
El viento hincha 1a vela, pero la
deshilacha,
y el agua de los ríos se hace amarga
en el mar…
Qué lástima, muchacha,
que no te pueda amar !
CANCION DE LA NOCHE SOLA
I
F
|
UE mía una noche. Llegó de repente,
y huyó como el viento,
repentinamente.
Alumna curiosa que aprendió el
placer,
fue mía una noche. No la he vuelto a
ver.
Fue la noche sola de una sola
estrella.
Si miro las nubes, después pienso en
ella.
Mi amor no la busca; mi amor no la
llama:
La flor desprendida no vuelve a la
rama;
Y las ilusiones son como un espejo
que cuando se empaña pierde su
reflejo.
II
Fue mía una noche, locamente mía:
Me quema los labios su sed todavía.
Bella como pocas, nunca fue más bella
que soñando el sueño de la noche
aquella.
Su amor de una noche sigue siendo
mío:
La corriente pasa, pero queda el río;
y si ella es la estrella de una noche
sola,
yo he sido en su playa la primera
ola,
III
Amor de una noche que ignoró el
hastío:
Somos las distantes orillas de un
río,
entre las que cruza, la corriente
clara,
y el agua las une, pero las separa.
Amor de una noche: si vuelves un día,
ya no he de sentirte tan loca y tan
mía.
Más que la tortura de una herida
abierta,
mi amor ama el viento que cierra una
puerta.
El amor florece tierra movediza,
y es ley de la llama trocarse en
ceniza.
El amor que vuelve, siempre vuelve en
vano,
así como un ciego que extiende la
mano.
Amor de una noche: qué triste sería
matar el recuerdo de esa noche, un
día!
Amor de una noche sin amanecer:
Acaso prefiero no volverte a ver!
SEGUNDO POEMA EN LA ALAMEDA
N
|
O sé por qué he venido de nuevo a la alameda.
Tú no la conocías. Yo, casi ya no la
conozco.
Y, sin embargo, un día me embriagué
de ternura
bajo estas frondas quietas, entre
estos viejos troncos.
Hoy, que sé que jamás he de volver
con ella,
con la que todavía me entristece los
ojos;
hoy, que ya para siempre nos separó
la vida,
vengo contigo, acaso para no venir
solo ...
Aquí todo ha cambiado, como yo, como
ella…
Los pájaros volaron con el viento de
otoño,
y, entre las hojas secas que caen en
la tarde,
el eco de sus pasos va surgiendo del
polvo ...
Y tú vienes conmigo... Tú, que quizás
me quieres,
y que quizás me olvides pronto;
con tu chaqueta gris y tus ojos alegres
te apoyas en mi brazo, bajo el
crepúsculo de oro.
Seis veces estos árboles se han
quedado sin hojas
desde la última vez… Seis veces: Es
bien poco…
Y, aunque quizás no haya cambiado
nada,
hoy vuelvo, y me parece que es
diferente todo.
Aquí, junto a esta verja, le di el
último beso.
Yo entonces era soñador y loco,
y todavía entonces me sonreía sin
motivo,
y mi alma era una playa frente a un
océano sonoro ...
Ya apenas la recuerdo, pero nunca la
olvido.
Nos separó la vida... así, sin saber
cómo.
Y hoy, tú, que no eres ella,
te apoyas en mi brazo, que es casi el
brazo de otro ...
LA SED INSACIABLE
D
|
ECIR adiós ... La vida es eso.
Y yo te digo adiós, y sigo ...
Volver a amar es el castigo
de los que amaron con exceso.
Amar y amar toda la vida,
y arder y arder en esa llama.
y no saber por qué se ama ...
y no saber por qué se olvida ...
Coger las rosas una a una,
beber un vino y otro vino,
y andar y andar por un camino
que no conduce a parte alguna.
Sentir más sed en cada fuente
y ver más sombra en cada abismo,
en este amor que es siempre el mismo,
pero que siempre es diferente.
Porque en el sordo desacuerdo
de lo soñado y lo vivido,
siempre, del fondo del olvido,
nace la muerte de un recuerdo.
Y en esta angustia que no cesa,
que toca el alma y no la toca,
besar la sombra de otra boca
en cada boca que se besa ...
NOCTURNO VIII
A
|
QUí, solo en la noche, ya es posible la
muerte,
Morir es poca cosa si tu amor está
lejos.
Puedo cerrar los ojos y apagar las
estrellas.
Puedo cerrar los ojos y pensar que ya
he muerto.
Puedo matar tu nombre pensando que no
existes.
Ahora, solo en la noche, sé que todo
lo puedo.
Puedo extender los brazos y morir en
la sombra,
y sentir el tamaño del mundo en mi
silencio.
Puedo cruzar los brazos mirándote
desnuda,
y navegar por ríos que nacen de tu
sueño.
Sé que todo lo puedo porque la noche
es mía,
la gran noche que tiembla de un
extraño deseo.
Sé que todo lo puedo, porque puedo
olvidarte:
Si. En esta sombra, solo, sé que todo
lo puedo.
Y ya ves: me contento con cerrar bien
los ojos
y apagar las estrellas y pensar que
me he muerto.
ALEGORIA DEL RIO SECO
I
Es triste la tristeza de este cauce
vacío,
con árboles sin sombra muriendo en
sus orillas;
y, como si lloraran por la ausencia
del río,
son lágrimas de oro sus hojas
amarillas.
Los bordes de este cauce son los
labios de un viejo
que aprendió la amargura de besar en
la frente;
y, como el marco inútil donde brilló
un espejo,.
hay algo que nos mira tras su reflejo
ausente.
Es triste la tristeza de este cauce
vacío,
triste como las canas de un hombre
sin mujer;
porque el cauce es la inmensa
desolación de un río
que se convierte en surco, sin lograr
florecer ...
II
A veces, en otoño, la lluvia
persistente
llena la zanja seca con sus aguas sin
brío,
y el cauce desolado tal parece que
siente
la fugaz alegría de volver a ser río.
Hoy su propio silencio tiene una voz
ajena,
y ayer, cantando el canto de las
aguas felices,
olvidó la asechanza de la sed de la
arena
y el misterioso instinto que alarga
las raíces.
Y, ante este gran cadáver que lucha
con lo inerte,
en su terca esperanza rebosante de
fe,
se diría que el cauce no comprendió
su muerte
y se quedó esperando el agua que se
fue.
CANCION DE LOS REMOS
I
Q
|
UIZÁS olvidaremos, pues siempre hay que
olvidar;
pero escucha los remos cantando sobre
el mar...
Bajo este cielo claro tu alma llega a
la mía,
como la luz de un faro desde la
lejanía.
Así como la espuma pasará este
momento:
nuestra ilusión se esfuma como la
espuma al viento;
pero en el alma sola, si un gran amor
la llena,
hay algo de la ola y hay algo de la
arena.
II
Náufrago de su espanto, piloto de su
hastío,
el mar canta en su cante que ya tu
amor es mío.
Yo soy la vela rota que da al aire su
duelo,
y tú eres la gaviota que va a
estrenar su vuelo.
Pero aún quedan futuros que yo
desconocía
en tus ojos oscuros, donde nunca es
de día.
Aún hay algo postrero más allá del olvido,
y en tu amor recupero todo lo que he
perdido.
III
Ni digo que te quedes ni quiero que
te vayas,
pues soy como las redes tendidas en
las playas.
Arroyo de ternura, hazme tuyo en lo
mío,
llenando de agua pura mi cántaro vacío.
Ya mi voz tiene un eco; ya mi voz no
se pierde...
Por eso el tronco seco retoña la hoja
verde.
Y así mi vida espera la gracia de un
retoño,
como una primavera que ilumina un
otoño.
Por eso, aunque olvidemos que siempre
hay que olvidar,
oye cantar los remos sobre el dolor
del mar!
CANCION DE LA BUSQUEDA
T
|
ODAVIA te busco, mujer que busco en vano,
mujer que tantas veces cruzaste mi
sendero,
sin aIcanzarte nunca cuando extendí
la mano
y sin que me escucharas cuando dije:
"te quiero...”
Y, sin embargo, espero. Y el tiempo
pasa y pasa.
Y ya llega el otoño, y espero
todavía:
De lo que fue una hoguera sólo queda
una brasa,
pero sigo soñando que he de encontrarte
un día.
Y quizás, en la sombra de mi
esperanza ciega,
si al fin te encuentro un día, me
sentiré cobarde,
al comprender, de pronto, que lo que
nunca llega
nos entristece menos que lo que llega
tarde.
Y sentiré en el fondo de mis manos
vacías,
más allá de la bruma de mis ojos
huraños,
la ansiedad de las horas
convirtiéndose en días
y el horror de los días
convirtiéndose en años...
Pues quizás esté mustia tu frente
soñadora,
ya sin calor la llama, ya sin fulgor
la estrella...
Y al no decir: "Es ella!" como
diría ahora,
seguiré mi camino, murmurando:
"Era ella ... "
CANCION DE LA HOGUERA
D
|
lRE que junto a un árbol resplandece una
hoguera,
y que estará encendida mañana igual
que ayer...
En invierno y otoño, verano y
primavera,
arde esa hoguera loca sin que deje de
arder.
Le dió sus hojas secas el árbol
corpulento;
después, las hojas verdes, y los
gajos quizás ...
Y aunque es mayor la llama cuando la
sopla el viento,
no importa si arde pronto, porque
ilumina más.
Y no importa si el árbol no tiene
flor ni fruto,
porque muere en el sueño de una
muerte feliz;
y cuando falten ramas para el fugaz
tributo,
convertirá en cenizas su tronco y su
raíz...
Mas, si alguien no comprende la
verdad escondida
en la hoguera implacable y en el
árbol sin flor,
yo le diré que el árbol que se quema
es mi vida,
y que la hoguera es el amor!
CANCION PARA LA ESPOSA AJENA
T
|
AL vez guardes mis libros en alguna
gaveta,
sin que nadie descubra cuál relata tu
historia,
pues serán, simplemente, los versos
de un poeta,
tras de arrancar la página de la
dedicatoria ...
Y pasarán los años ... Pero acaso
algún día,
o acaso alguna noche que estés sola
en tu lecho,
abrirás la gaveta - como una rebeldía,
y leerás mi libro - tal vez como un
despecho.
Y brotará el perfume de una ilusión
suprema
sobre tu desencanto de esposa
abandonada.
y entonces, con orgullo, marcarás un
poema...
y guardarás mi libro debajo de tu
almohada.
V
OASIS - BUESA
A veces, lo más bello de la vida
no es lo más bello: es lo que más se
ama.
Si después sopla el frío en esa
llama,
lo más bello es aquello que se olvida
...
POEMA FINAL
Y
|
O cantaré algún día la angustia
verdadera,
y, así, lo que otros callan lo iré
diciendo yo,
pues la mujer que amamos sin que ella
lo supiera,
sin saberlo nosotros, acaso nos amó
...
Aunque el tiempo nos lleva por un
camino triste.
mientras tu cuerpo avanza, tu alma
puede volver,
porque, en tu amor de ahora, tu amor
de ayer subsiste,
y en la mujer que hoy amas sonríe
otra mujer.
Y es que el amor más grande nos
parece pequeño
mientras haya otra boca que podamos
besar,
y el corazón no sabe la medida del
sueño
como nadie ha sabido la medida del
mar.
Porque el alma inconforme pide más a
la vida,
que en cada don que otorga nos
arrebata un don,
y así nos mata un sueño con cada
despedida,
y nos cuesta una muerte cada
resurrección.
Pero el amor sonríe como un niño
dormido,
y el mañana es la sombra de la luz
del ayer;
y así se va la vida, sin saber que se
ha ido,
como se van las nubes en el
atardecer...
y ahora, yo, que he hecho mía toda
esa angustia ajena,
que canté sonriendo lo triste del
azar,
comprendo que he cantado también mi
propia pena,
y que he dicho las cosas que quería
callar.
LA VEJEZ DE DON JUAN
S
|
Í. Don Juan está triste, porque
empieza a ser viejo.
Sus sienes ya blanquean y se arruga
su frente...
Deliberadamente rompió su último
espejo,
pero aún frunce con gracia el entrecejo,
Y sabe, como nadie, decir lo que no
siente.
Más aún que su espada de acero
toledano,
tiene un filo temible su mirada
insolente;
y una clara amatista resplandece en
su mano,
con un episcopal fulgor mundano,
pero, como su dueño, ya se sabe que
miente.
Sí. Don Juan está solo
definitivamente:
Ningún beso lo espera; ningún labio
lo nombra...
Pero sobre la alfombra su sombra está
presente;
y entonces, con un gesto displicente,
Don Juan cruza los brazos ... y le
miente a su sombra:
Realmente, yo fuí un poco
aventurero: Me atraía el mar;
no fuí insensible al juego, ni al
buen vino tampoco,
y el amor fue un camino por el que
supe andar.
Y, siendo un poco audaz y un poco
loco,
un día, alegremente, me abandoné al
azar.
Y fuí marino, Supe de las rachas
sonoras
que en los tensos cordajes enredan
una ronca sonata;
y en los ponientes de escarlata,
y en la azul placidez de las auroras,
vi palpitar los amplios velámenes de
plata,
y me enjoyó de espuma la tajante
inquietud de las proras.
y en las noches serenas, cuando el
viento es un cálido encaje
que difunde fragancias de luceros,
comprendí por qué dicen que la muerte
es un via¡e,
y por qué se prolongan los adioses
postreros
en los sordos hervores del oleaje
y en las canciones de los marineros,
Pero en el mar airado o apacible,
y en la canción como en la
imprecación,
con las manos crispadas en la jarcia
flexible
o en !a circunferencia del timón,
mi corazón, mi absurdo corazón,
permaneció impasible,
Y fuí guerrero, Y supe reír en la
batalla,
con ímpetu invencible y entrecortado
aliente,
cuando de súbito restalla
su látigo violento
la metralla,
sembrando de amapolas el elástico
surco del viento.
Y supe de la sed que sabe a tierra,
del sol que raja el cráneo, de la
lluvia tenaz,
de la fiebre en la jungla, de la
asfixia en la sierra,
de la emboscada y de! ataque audaz,
y entonces comprendí. por qué la
guerra
tiene amargas raíces que alimentan la
paz.
Pero en el empujón irresistible
del asalto, al flamear el pabellón,
o al morder las palabras de una orden
terrible
entre el hálito acre del cañón,
mi corazón, mi inútil corazón,
permaneció impasible.
Y fuí poeta. Hambriento de hermosura,
filtré vagos acordes en la alquimia
sutil del poema;
cincelé cada estrofa como una
miniatura,
y pulí cada verso cual si fuese una
gema,
una gema inmortal de la diadema
de la belleza pura.
En mis recreaciones de orífice
sonoro,
dlbujé en los misales, como un monje
demente,
mayúsculas esbeltas con pájaros de
oro;
y, al esculpir la Venus de una
fuente,
con el sabio retoque de mi buril
paciente
alisé cada grieta y cada poro
hasta dejar el mármol transparente.
Pero al lograr un ritmo
imperceptible,
al apresar el tema de una alegre
canción;
o cuando en una frase fue visible
un perfil impreciso de mi imaginación,
mi corazón, mi estéril corazón, '
permaneció impasible.
Después ... ya no recuerdo. Fuí
pintor
y fuí juglar, y músico, y fraile, y mercader,
espadachín, tahur y trovador...
y todo por amor a la mujer,
sin que nunca encontrara la mujer de
mi amor.
Y después, todavía, como algo muy
lejano,
recuerdo un brusco cambio de mi
suerte:
Ya próximo al patíbulo villano,
la clemencia de un príncipe me salvó
de la muerte,
y mis impertinencias me hicieron
cortesano.
Las mujeres pasaron, y, una a una,
deiaron solitarios mis festines,
pues fuí dueño de todas y esclavo de
ninguna;
y besé a una princesa bajo un claro
de luna
que esparcía su polvo de plata en los
jardines.
Yo amé la boca sabia que extenúa el
exceso
y fuí de beso en beso tras la boca
inexperta.
Pero no amé jamás. Amar no es eso.
El beso es una llave para abrir un«
puerta,
y yo cerré las puertas con la llave
del beso;
y ahora no me ha quedado ninguna
puerta abierta.
Pero, tal vez aquella... La tapada
que vi en... ya no recuerdo, La dama
iba de prisa,
y un rufián la insulto, Saqué mi
espada...
Ella quedó indecisa...
Yo atravesé al rufián de una
estocada,
y ella me sonrió, sin decir nada,
y huyó... Sólo vi de ella su sonrisa;
y después su: sonrisa hulló en la
brisa,
pero dejó la brisa perfumada!
Aunque, de haber besesdo y poseído
la boca aquella que me sonreía,
hoy fuera en mis recuerdos una calle
vacía,
o un contorno de niebla que flotara
en mi olvido.
Y ahora, ya se me va la juventud,
mi juventud, que fue por tierra y
mar,
ebria de ensueño y loca de inquietud;
y ahora sólo recuerdo lo que quiero
olvidar,
y, esclavo de mi propia esclavitud,
me siento solo y necesito amar.
Amar por vez primera, para olvidar mi
hastío;
soñar mi último sueño, y volver a
empezar...
Pero en vano se exalta mi deseo
tardío:
El leño que arde pronto, pronto se
queda frío,
y yo ardí en cuerpo y alma, al vivir
y al soñar.
Y, sin embargo, a veces, el corazón
insiste
en su antigua locura del beso y la
mujer,
pero después del beso la boca queda
triste,
triste como un camino en el
atardecer.
Sólo ansío la gloria de los días serenos.
Si pasan las mujeres, ya las miro
pasar
como miran los niños los juguetes
ajenos,
pues los niños sonríen con ganas de
llorar.
Sí. Yo vencí la vida, sin pensar de
qué modo.
Me alcé soberbiamente, con gesto vencedor...
Y hoy me vence la vida, pues,
teniéndolo todo,
sé que todo me falta si me falta el
amor!
Don Juan calla, y contempla, sobre la
roja alfombra,
su sombra, que, sin duda, también
cree que él miente.
Ningún beso lo espera; ningún labio
lo nombra...
Y, repentinamente, da la espalda a su
sombra,
y una lágrima empaña su mirada
insolente.
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