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miércoles, 22 de febrero de 2017

OASIS - BUESA




CON LA SIMPLE PALABRA


C


ON  la simple palabra de hablar todos los días,
que es tan noble que nunca llegará a ser vulgar,
voy diciendo estas cosas que casi no son mías,
así como las playas casi no son del mar.
Con la simple palabra con que se cuenta un cuento,
que es la vejez eterna de la eterna niñez,
la ilusión, como un árbol que se deshoja al viento,
muere con la esperanza de nacer otra vez.

Con la simple palabra te ofrezco lo que ofreces,
amor que apenas llegas cuando te has ido ya:
Quien perfuma una rosa se equivoca dos veces,
pues la rosa se seca y el perfume se va.

Con la simple palabra que arde en su propio fuego,
siento que en mí es orgullo lo que en otro es desdén:
Las estrellas no existen en las noches del ciego,
pero, aunque él no lo sepa, lo iluminan también.

Y así, como un arroyo que se convierte en río,
y que en cada cascada se purifica. más,
voy cantando este canto tan  ajeno y tan mío,
con. simple palabra que no muere jamás!

                 

                                I

           OASIS-BUESA


Un gran amor es una herida
que se abre en flor y aroma, como un surco en la tierra.
Y aunque la herida, a veces, al instante se cierra,
queda su cicatriz para toda la vida.

           

 OASIS

A


como un verdor en el desierto,
con sombra de palmeras yagua caritativa,
quizás será tu amor lo que me sobreviva,
viviendo en un poema después que yo haya muerto.

En ese canto, cada vez más mío,
voces indiferentes repetirán mi pena,            .
y tú has de ser entonces corno un rastro en la arena,
casi como una nube que pasa sobre un río ...

Tú serás para todos una desconocida,
tú, que nunca sabrás cómo he sabido amarte;
y alguien, tal vez, te buscará en mi arte,
y, al no hallarte en mi arte, te buscará en mi vida.

Pero tú no estarás en las mujeres
que alegraron un día mi tristeza de: hombre:
Como oculté mi amor sabré ocultar tu nombre,
y, al decir que te amo, nunca diré quién eres.

Y dirán que era falsa mi pasión verdadera,
que fué sólo un ensueño la mujer que amé tanto;
o dirán que era otra la que canté en mi canto,
otra, que nunca amé ni conocí siquiera.

Y así será mi gloria lo que fue mi castigo,
porque, como un verdor en el desierto,
tu amor me hará vivir después que yo haya muerto,
pero cuando yo muera, tú morirás conmigo!

Yo la amé, es tan hermosa, también la quería.
Perdónala, Señor, porque la culpa es mía.
Después de haber besado sus cabellos de trigo,
nada importa la culpa, pues no importa el castigo.

Fue un pecado quererla, Señor, y, sin embargo,
mis labios están dulces por ese amor amargo.
Ella fue como un agua callada que carda ...
Sí es culpa tener sed, toda la culpa es mía.

Perdónala, Señor, Tú, que le diste a ella
su frescura de lluvia y su esplendor de estrella.
Su alma era transparente como un vaso vado.
Yo lo llené de amor. Todo el pecado es mío.

Pero, ¿cómo no amarla, si tú hiciste que fuera
turbadora y fragante como la primavera?

¿Cómo no haberla amado, si era cómo el rocío
sobre la yerba seca y ávida del estío?

Traté de rechazada, Señor, inútilmente,
cómo un surco que intenta rechazar la simiente.

Era de otro. Era dé otro, que no la merecía,
y por eso, en sus brazos, seguía siendo mía.

Era de otro, Señor. Pero hay cosas sin dueño:
Las rosas y los ríos, y el amor y el ensueño.

Y ella me dio su amor como se da una rosa,
cómo quien lo da todo, dando tan poca cosa ...

Una embriaguez extraña nos venció poco a poco:
Ella no fue culpable, Señor. .. ni yo tampoco!

La culpa es toda tuya, porque la hiciste bella,
y me diste los ojos para mirada a ella.

Toda la culpa es tuya, pues me hiciste cobarde
para matar un sueño porque llegaba tarde.

Sí. Nuestra culpa es tuya, si es una culpa amar
y si es culpable un río cuando corre hacia el mar.

Es tan bella, Señor, y es tan suave, y tan clara,
que sería un pecado mayor si no la amara.

Y, por eso, perdóname, Señor, porque es tan bella,
que Tú, que hiciste el agua, y la fiar, y la estrella,

Tú, que oyes el lamento de este dolor sin nombre,
Tú también la amarías, si pudieras ser hombre!



POEMA DEL REGRESO
           
V


ENGO del fondo oscuro de una noche implacable,
y contemplo los astros con un gesto de asombro ..
Al llegar a tu puerta me confieso culpable,
y una paloma blanca se me posa en el hombro.

Mi corazón humilde se detiene en tu puerta,
con la mano extendida como un viejo mendigo;
y tu perro me ladra de alegría en la huerta,
porque, a pesar de todo, sigue siendo mi amigo.

Al fin creció el rosal aquel que no crecía
y ahora ofrece sus rosas tras la verja de hierro;
Yo también he cambiado mucho desde aquel día,
pues no tienen estrellas las noches del destierro.

Quizás tu alma está abierta tras la puerta cerrada;
pero al abrir tu puerta, como se abre a un mendigo,
mírame dulcemente, sin preguntarme nada,
y sabrás que no he vuelto... porque estaba contigo.

                     I



                     II
Yo buscaba las cosas bellas
sin importarme en qué lugar.
y otros mirarán las estrellas
que yo no volveré a mirar.

Y nombrar lo que no se nombra
un gran silencio y una cruz,
y penetrar en esa sombra,
yo, que he amado tanto la luz!

                     III

Tantos sueños que ya se han ido
y que jamás han de volver.,
Empezar a morir de olvido,
oh, noche sin amanecer!

Apasionadas noches locas,
indeciblemente sin par. ..
Pero otros besarán las bocas
que yo dejaré de besar!

Agridulce sabor del beso,
áurea isla sin latitud:
Aunque sólo sea. por eso,
no te me vayas, Juventud!

No te me vayas todavía,
porque no me quiero quedar
triste de ensueño y de armonía,
igual que un ciego frente al mar!




POEMA DEL FRACASO


M


I corazón, un día, tuvo un ansia suprema,
que aun hoy lo embriaga a veces cual lo embriagara ayer:
Quería aprisionar un alma en un poema,
y que viviera siempre… Pero no pudo ser.

Mi corazón, un día, silenció su latido,
y en plena lozanía se sintió envejecer:
Quiso amar un recuerdo más fuerte que el olvido
y morir recordando… Pero no pudo ser.

Mi corazón, un día, soñó en sueño sonoro,
en un fugaz anhelo de gloria y de poder:
Subió la escalinata de un palacio de oro
y quiso abrir las puertas ... Pero no pudo ser.

Mi corazón, un día, se convirtió en hoguera,
por vivir plenamente la fiebre del placer:
Ansiaba el goce nuevo de una emoción cualquiera,
un goce para él solo ... Pero no pudo ser.

Y hoy llegas tú a mi vida, con tu sonrisa clara,
con tu sonrisa clara, que es un amanecer;
y, ante el sueño más dulce que nunca antes soñara,
quiero vivir mi sueño ... Pero no puede ser.

Y he de decirte adiós para siempre, querida,
sabiendo que te alejas para nunca volver.
Quisiera retenerte para toda la vida ...
Pero no puede ser! Pero no puede ser!



 POEMA DEL AMOR AJENO


P


UEDES irte y no importa, pues te quedas conmigo,
como queda el perfume más allá de la flor.
Tú sabes que te quiero, pero no te lo digo,
y yo sé que eres mía, sin ser mío tu amor.

La vida nos acerca y a la vez nos separa,
como el día y la noche en el amanecer ...
Mi corazón sediento ansía tu agua clara,
pero es un agua ajena que no debo beber...
           
Por eso puedes irte, porque, aunque no te sigo,
nunca te vas del todo, como una cicatriz;
y mi alma es como un surco cuando se corta el trigo,
pues al perder la espiga retiene la raíz.
Tu amor es como un río que parece más hondo,
inexplicablemente, cuando el agua se va.
y yo estoy en la orilla, pero mirando el fondo,
pues tu amor y la muerte tienen un más allá.

Para un deseo así, toda la vida es poca;
toda la vida es poca para un ensueño así.,
Pensando en ti, esta noche, yo besaré otra boca;
y tú estarás con otro... pero pensando en mí!


                             II
             OASIS-BUESA

Finge con fiero orgullo la sonrisa del fuerte,
alma tímida y débil, para siempre vencida:
Después de haber vivido la mitad de la muerte,
hay que seguir muriendo lo que aún queda de vida.


 POEMA DE LA ESPERA

Y


O sé que tú eres de otro. Y, a pesar de eso, espero.
Y espero sonriente, porque yo sé que un día,
como en amor el último vale más que el primero,
                     tú tendrás que ser mía!

Yo sé que tú eres de otro, pero eso no me importa,
porque nada es de nadie, si hay alguien que lo ansía,
y mi amor es tan largo, y la vida es tan corta,
               que tendrás que ser mía!

Yo sé que tú eres de otro, pero la sed se sacia
solamente en el fondo de la copa vacía;
y, como la paciencia puede más que la audacia,
tú tendrás que, ser mía.

Por eso, en lo profundo de mis sueños despiertos,
yo seguiré esperando, porque sé que algún día
buscarás el refugio de mis brazos abiertos,
y tendrás que ser mía.



SEGUNDO POEMA DE LA ESPERA


P


OR un agua de hastío voy moviendo estos remos
que pesan tanto al irme y tan poco al volver;
pero quizás un día no nos separaremos,
mujer mía y ajena como el amanecer.

No importa que me quede ni importa que me vaya,
mientras pasan las nubes sin dejar de pasar,
porque tu corazón es igual que una playa,
que, pudiendo ser tierra, nunca llega a ser mar!   
Tu amor nunca responde cuando mi amor te nombra;
tu amor, que, sin ser mío, tantas veces perdí;
y yo empuño los remos y viajo hacia la sombra,
pues todo se hace sombra si estoy lejos de ti.

Filibustero loco tras el botín de un beso,
viajo por aguas tristes que me entristecen más;
pero tu amor es siempre camino de regreso,
mujer que nunca llegas y que nunca te vas.

Tu amor es un remoto país desconocido,
más allá del mañana, más allá del ayer;
y ya sólo recuerdo las veces que me he ido
recordando las veces que tuve que volver.

Hay virtudes tan tristes que es mejor ser culpable,
y más si es una culpa de amor amarte así;
pero, si en nuestras vidas hay algo inevitable,
inevitablemente tú serás para mí.

Ya me duelen las manos de remar en mi hastío,
pero yo sé que un día dejaré de remar,
y he de mirar el mundo como si fuera mío,
y romperé los remos en la orilla del mar!




LA DAMA DE LA ROSA

L


OS que vieron la dama luciendo aquella rosa
que era como el fragante coágulo de una llama,
no supieron decirme cuál era más hermosa:
si la rosa o la dama.

Los que vieron la dama llevar la flor aquella,
como un broche de fuego sobre su piel sedosa,
no supieron decirme cuál era la más bella:
                        si la dama o la rosa.


Cuando pasó la dama, fue un perfume su huella.
Nadie supo decirme si fue la flor, o ella,
la que dejó la noche perfumada.

Y yo, yo, que la tuve desnuda sobre el lecho,
yo, que corté la rosa para adornar su pecho,
tampoco dije nada.


POEMA DEL DOMINGO TRISTE

E


STE domingo triste pienso en ti dulcemente
y mi vieja mentira de olvido, ya no miente.

La soledad, a veces, es el peor castigo ...
Pero, qué alegre todo, si estuvieras conmigo!

Entonces no querría mirar las nubes grises,
formando extraños mapas de imposibles países;

y el monótono ruido del agua no sería
un motivo secreto de mi melancolía.

Este domingo triste nace de algo que es mío,
que quizás es tu ausencia y quizás es mi hastío,

mientras corren las aguas por la calle en declive,
y el corazón se muere de un ensueño que vive.

La tarde pide un poco de sol, como un mendigo,
y acaso hubiera sol si estuvieras conmigo;

y tendría la tarde, fragantemente muda,
el ingenuo impudor de una niña desnuda.

Si estuvieras conmigo, amor que no volviste,
que alegre me sería este domingo triste!


CANCION DEL AMOR QUE PASA

Y


O soy como un viajero que no duerme
más de una vez en una misma casa.
Dame un beso y olvídame. No intentes retenerme:
Soy el amor que pasa ...

Yo soy como una nube que da sombra un instante;
soy una hoguera efímera que no deja una brasa.
Yo soy el buen amor y el mal amante ..
Dime adiós y sonríeme: Soy el amor que pasa ...

Soy el amor que olvida, pero que nunca miente,
que muere sonriendo porque nace feliz.
Yo paso como un ala, fugazmente;
y, aunque se siembre un ala, nunca tendrá raíz.

No intentes retenerme: déjame que me vaya
como el agua de un río, que no vuelve a pasar. ..
Yo soy como una ola en una playa,
pues las olas se acercan, pero vuelven al mar ...

Soy el amor de amar, que odia lo inerme,
que se lleva el perfume, pero deja la flor. ..
Dime adiós, y no intentes retenerme:
Soy el amor que pasa... pero soy el amor!


CANCION DEL AMOR QUE SE QUEDA

T


U amor arde en la sombra como una llama lenta,
como la luz de un faro, que oscila en la tormenta.

Perdida como el aire de la tarde en el trigo,
todo lo que me dejas también se va contigo.

Perdida como el agua que salta de la fuente,
porque siempre es la misma y es siempre diferente;

y quizás tú te vas sin saber que te has ido,
como un golpe de viento, con un rumbo de olvido.

II

Yo he visto cómo el árbol recobra lo que pierde,
pues por cada hoja seca le brota una hoja verde;

pero también el árbol verdemente feliz
se seca hasta la copa si muere su raíz.

III

Tu amor se va en la sombra como el agua de un río,
pero si el agua es tuya quizás el cauce es mío.

Tu amor es una alegre fugacidad de espuma
que se nutre del viento y en el viento se esfuma.

Pero es como una rama que florece, querida,
ver crecer en tus ojos una desconocida:

Esa, recién llegada de tu ensueño o tu hastío,
nace en tu corazón, pero viene hacia el mío;

y si tú, como el agua que se va de una fuente,
siendo siempre la misma, puedes ser diferente,

yo, embriagado en tu vino con distinta embriaguez,
pensaré que eres otra, para amarte otra vez!




                          III

                OASIS – BUESA

Soñar es ver la vida de otro modo;
y es olvidar un poco lo que es.
Un sueño es casi nada y más que todo:
Más que todo al soñarlo...   Casi nada después.



LA ENREDADERA
E



N el áureo esplendor de la mañana,
viendo crecer la enredadera verde,
mi alegría no sabe lo que pierde
y mi dolor no sabe lo que gana.

Yo fui una vez como ese pozo oscuro,
y fuí como la "forma de esa nube,
como ese gajo verde que ahora sube.
mientras su sombra baja por el muro.

La vida entonces era diferente,
y, en mi claro alborozo matutino,
yo era como la rueda de un molino
que finge darle impulso a la corriente.

Pero la vida es una cosa vaga,
y el corazón va desconfiando de ella,
como cuando miramos una estrella,
sin saber si se enciende o si se apaga.

Mi corazón, en tránsito de fuego,
ardió de llama en llama, pero en vano,
porque fue un ciego que extendió la mano
y sólo halló la mano de otro ciego.

Y ahora estoy acodado en la ventana,
,y mi dolor no sabe lo que pierde
ni mi alegría sabe lo que gana,
viendo crecer la enredadera verde.
en el áureo esplendor de la mañana!


PARA BOLA DEL ARBOL

T


ODO aquel artificio de que antaño hice gala,
ya no inquieta mi anhelo, cada día más puro:
Tras la ciencia del trino vino el golpe del ala;
bajo el frágil follaje cuajó el fruto maduro.

Abrí surcos de arena con un gesto de audacia,
con el gesto de un río que logró ser torrente;
y hoy se yergue en mis surcos una espiga de gracia,
y el torrente se aquieta con ternuras de fuente.

Y es que al cabo me nutro de la savia divina,
y ya sé lo que valen la raíz y la fronda,
porque he visto que el árbol poco a poco se empina,
y, a medida que crece, su raíz es más honda.

Y por eso en las brisas ya no fluye mi trino,
pues mis alas prefieren abarcar más distancia;
y, a manera de un árbol en mitad de un camino,
doy a todos un poco de quietud y fragancia.
Si los vientos sacuden mi verdor, no me inmuto,
Si algún hacha me quiere derribar, no me asombra.
y hundo más mis raíces, para así dar más fruto,
y alzo más mis ramajes, para así dar más sombra!


POEMA PARA EL CREPUSCULO

                        I
H


ORA de soledad y de melancolía
en que casi es de noche y casi no es de día.

Hora para que vuelva todo lo que se fue.
Hora para, estar triste, sin preguntar por qué .

Todo empieza a morir cuando nace el olvido.
y es tan dulce buscar lo que no se ha perdido ...

Y es tan agria esta angustia terriblemente cierta
de un gran amor dormido que de pronto despierta!

                          II

Viendo pasar las nubes se comprende mejor
que, así como ellas cambian, va cambiando el amor;

y aunque decimos: "Todo se olvida, todo pasa .." ,
en la ceniza, a veces, nos sorprende una brasa.



Porque es triste creer que se secó una fuente,
y que otro beba el agua que brota nuevamente;

o una estrella apagada que vuelve a ser estrella,
y ver que hay otros ojos que están fijos en ella.

Decimos: "Todo pasa, porque todo se olvida ... ",
y el recuerdo entristece lo mejor de la vida ..

                        III

Apenas ha durado para amar te y perderte
este amor que debla durar hasta la muerte.

Fugaz como el contorno de una nube remota,
tu amor nace en la espiga muriendo en la gaviota.

Tu amor, cuando era mío, no me pertenecía.
Hoy, aunque vas con otro, quizas eres más mía.

Tu amor es como el viento que cruza de repente:
Ni se ve ni se toca, pero existe y se siente.

Tu amor es como un árbol que renunció a su altura,
pero cuyas raíces abarcan la llanura.

Tu amor me negó siempre lo poco que pedí,
y hoy me da esta alegría de estar triste por ti.

Y, aunque creí olvidarte, pienso en ti todavía,
cuando, aun sin ser de noche, dejó de ser de día ...





ELEGIA

G


OLONDRINA del alba sombría..
mariposa del alba radiante:
cuánto puede durar un instante,
un instante de noche en el día!

Yo, que supe ignorar tantas cosas,
ahora sé que jamás nos veremos,
pues te fuiste, empuñando los remos,
en tu barca cubierta de rosas.
           
Ahora sé la verdad de la tierra,
que florece aunque nadie la labre,
y la puerta de luz que se abre
si una puerta de sombra se cierra.

Ahora sé que la noche no miente
cuando deja caer su rocío:.
Fue un rosal a la orilla de un río,
y quizás lo arrastró la corriente ...

Y te fuiste, luciérnaga loca,
golondrina del alba sombría,
con el tibio sabor de tu boca
de tu boca que nunca fue mía!



POEMA DEL RIO

U


NICAMENTE el río conoce tu secreto,
ese secreto tuyo que es un secreto mío.
El río es como un hombre de corazón inquieto,
pero el amor se aleja como el agua del río.

Unicamente el río nos vió por la vereda,
y el rumor de sus aguas era como un reproche.
Tu piel era más blanca bajo la negra seda,
como el deslumbramiento de la nieve en la noche.

No importa. que huya el agua como un amor de un día:
mi amor, igual que el río, se quedará aunque huya.
Unicamente el río supo que fuiste mía,
para que mi alma fuera profundamente tuya.

El río es como un viaje para el sueño del hombre,
y el hombre es, como el río, un gran dolor en viaje.
Unicamente el río te oyó decir mi nombre,
cuando las hojas secas decoraron tu traje.

Sí. El río es como un hombre de corazón inquieto
que va encendiendo hogueras y se muere de frío.
Unicamente el río conoce tu secreto.
Únicamente el río.




SEGUNDO POEMA DEL RIO
                          I
I


BAMOS en la noche con tu sueño y el mío,
donde empiezan tus ojos y termina la sombra.
y allá, bajo los puentes, iba cantando el río
la inquietud que se olvida y el dolor que se nombra.

Vivir es una ciencia, pero amar es un arte;
y, puesto que quien ama va viviendo su muerte,
nadie sabrá que un día te besé sin besarte,
ni que te he poseído también, sin poseerte.

y supe que la nieve puede ser una brasa,
aquella tibia noche de silencio y de seda,
y que, antes que una nube fugitiva que pasa,
quiero ser en tu vida la raíz que se queda.

                              II

Ibamos en la noche con tu sueño y el mío,
y la luna crecía, como si nos mirara,
mientras junto a nosotros iba cantando el río
todo lo que callábamos bajo la noche clara.

El amor, que embellece todas las cosas bellas,
sobrevive a las culpas, pero no a los reproches;
y yo seré en tu vida como son las estrellas,
que durarán brillando lo que duren las noches ...

y amaré en tu sonrisa todo lo que tú amas,
para que tus recuerdos se unan a mis olvidos,
al igual que esos árboles que enlazaron sus ramas,
y que unidos florecen hasta morir unidos.

                       III

Es dulce ir en la noche con tu sueño y mi sueño
y sentir que mi mano te besa si te toca;
y es grande esta ternura de sentirse pequeño,
cuando el sueño termina donde empieza tu boca.

Y ver crecer la noche temblorosa de frío,
en esta sofocante plenitud del verano,
oyendo el melancólico monólogo del río
que dice dulcemente lo que callas en vano.

Y luego estar contento y a la vez estar triste,
viendo pasar el agua sin que nunca esté ausente,
mujer que estás conmigo después que ya te fuiste,
pues te vas y te quedas, igual que la corriente ...


TERCER POEMA DEL RIO

E


L agua del río pasaba indolente,
reflejando noches y arrastrando días ...
Tú, desnuda en la fresca corriente,
                      reías ...

Yo te contemplaba desde la ribera,
tendido a la sombra de un árbol sonoro;
y resplandecía tu áurea cabellera,
desatada en el agua ligera,
como un remolino de espuma de oro ...

 Y pasaban las nubes errantes,
mientras tú te erguías bajo el sol de estío,
con los blancos hombros llenos de diamantes,
en la rumorosa caricia del río.

Y tú te reías ...
y mirando mis manos vacías,
y el agua que huye sin volver jamás,
"pensé en tantas cosas que ya fueron mías,
y que se me han ido, como tú te irás ...

Y tendí mis brazos hacia la corriente,
hacia la corriente cantarina y clara,
porque tuve miedo, repentinamente,
de que el agua feliz te arrastrara ...

Y ya no reías
bajo el sol de estío,
ni resplandecías de oro y de rocío.
Y saliste corriendo del. río,
y llenaste mis manos vacías ...

Y al sentir tu cuerpo tan cerca y tan mío,
al vivir en tu amor un instante
más allá del placer y el hastío,
vi pasar la sombra de una nube errante, .
de una nube fugaz sobre el río ...



ELEGIA PARA TI Y PARA MI


                          I

Y


O seguiré soñando mientras pasa la vida:
y tú te irás borrando lentamente en mi sueño.

Un año y otro año caerán como hojas secas
de las ramas del árbol milenario del tiempo,

y tu sonrisa, llena de claridad de aurora,
se alejará en la sombra creciente del recuerdo.  

                             II

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y quizás, poco a poco, dejaré de hacer versos,

bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,
de las desilusiones y los aburrimientos.

Tú, que nunca soñaste más que cosas posibles,
dejarás, poco a poco, de mirarte al espejo.

                             III

Acaso nos veremos un día, casualmente,
al cruzar una calle, y nos saludaremos.   

Yo pensaré, quizás: "Qué linda es, todavía".
Tú, quizás pensarás: "Se está poniendo viejo".

Tú irás sola, o con otro. Yo iré solo, o con otra.
O tú irás con un hijo que debiera ser nuestro.

                            IV

Y seguirá muriendo la vida, año tras año,
igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.

Un amigo, algún día, me dirá que te ha visto,
o una canción de entonces me traerá tu recuerdo.

Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas,
pensaré en ti un instante, pero cada vez menos ...

                             V

Y pasará la vida. Yo seguiré soñando,
pero ya no habrá un nombre de mujer en mi sueño.

Ya yo te habré olvidado definitivamente,
y sobre mis rodillas retozarán mis nietos.

Y quizás, para entonces, al cruzar una calle
nos vimos frente a frente, ya sin reconocernos.

                             VI

Y una tarde de sol me cubrirán de tierra,
las manos, para siempre, cruzadas sobre el pecho.

Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos,
te pasarás las horas bostezando y tejiendo.

Y cada primavera renacerán las rosas,
aunque ya tú estés vieja, y aunque yo me haya muerto.



                        IV  

               OASIS-BUESA

Amor se llama amor para quien ama.
Más tarde, flor a flor,      
dejamos de saber cómo se llama,
o acaso lo sabemos, pero ya no es amor ...  




BALADA DEL MAL AMOR

Q


lástima, muchacha,
que no te pueda amar ...
Yo soy un árbol seco que sólo espera el hacha,
y tú un arroyo alegre que sueña con el mar.

Yo eché mi red al río        
Se me rompió la red         .
No unas tu vaso lleno con mi vaso vacío,
pues si bebo en tu vaso voy a sentir más sed ..

Se besa por el beso,
por amar el amor...
Ese es tu amor de ahora, pero el amor no es eso;
pues sólo nace el fruto cuando muere la flor.

Amar es tan sencillo,
tan sin saber por qué ...
Pero así como pierde la moneda su brillo,
el alma, poco a poco, va perdiendo su fe.

Qué lástima, muchacha,
que no te pueda amar.,
Hay velas que se rompen a la primera racha,
y hay tantas velas rotas en el fondo del mar!

Pero aunque toda herida
deja una cicatriz,
no importa la hoja seca de una rama florida,
si el dolor de esa hoja no llega a la raíz.

La vida, llama o nieve,
es un molino que
va moliendo en sus aspas el viento que lo mueve,
triturando el recuerdo de lo que ya se fue ...

Ya lo mío fue mío,
y ahora voy al azar ...
Si una rosa es más bella mojada de rocío,
el golpe de la lluvia la puede deshojar…

Tuve un amor cobarde.
Lo tuve y lo perdí...
Para tu amor temprano ya es demasiado tarde,
porque en mi alma anochece lo que amanece en ti.
El viento hincha 1a vela, pero la deshilacha,
y el agua de los ríos se hace amarga en el mar…
Qué lástima, muchacha,
que no te pueda amar !



CANCION DE LA NOCHE SOLA

                         I

F


UE mía una noche. Llegó de repente,
y huyó como el viento, repentinamente.

Alumna curiosa que aprendió el placer,
fue mía una noche. No la he vuelto a ver.

Fue la noche sola de una sola estrella.
Si miro las nubes, después pienso en ella.

Mi amor no la busca; mi amor no la llama:
La flor desprendida no vuelve a la rama;

Y las ilusiones son como un espejo
que cuando se empaña pierde su reflejo.

                         II

Fue mía una noche, locamente mía:
Me quema los labios su sed todavía.

Bella como pocas, nunca fue más bella
que soñando el sueño de la noche aquella.

Su amor de una noche sigue siendo mío:
La corriente pasa, pero queda el río;

y si ella es la estrella de una noche sola,
yo he sido en su playa la primera ola,

                    III

Amor de una noche que ignoró el hastío:
Somos las distantes orillas de un río,

entre las que cruza, la corriente clara,
y el agua las une, pero las separa.

Amor de una noche: si vuelves un día,
ya no he de sentirte tan loca y tan mía.

Más que la tortura de una herida abierta,
mi amor ama el viento que cierra una puerta.

El amor florece tierra movediza,
y es ley de la llama trocarse en ceniza.

El amor que vuelve, siempre vuelve en vano,
así como un ciego que extiende la mano.

Amor de una noche: qué triste sería
matar el recuerdo de esa noche, un día!

Amor de una noche sin amanecer:
Acaso prefiero no volverte a ver!



SEGUNDO POEMA EN LA ALAMEDA

N


O  sé por qué he venido de nuevo a la alameda.
Tú no la conocías. Yo, casi ya no la conozco.
Y, sin embargo, un día me embriagué de ternura
bajo estas frondas quietas, entre estos viejos troncos.

Hoy, que sé que jamás he de volver con ella,
con la que todavía me entristece los ojos;
hoy, que ya para siempre nos separó la vida,
vengo contigo, acaso para no venir solo ...

Aquí todo ha cambiado, como yo, como ella…
Los pájaros volaron con el viento de otoño,
y, entre las hojas secas que caen en la tarde,
el eco de sus pasos va surgiendo del polvo ...

Y tú vienes conmigo... Tú, que quizás me quieres,
y que quizás me olvides pronto;
con tu chaqueta gris y tus ojos alegres
te apoyas en mi brazo, bajo el crepúsculo de oro.

Seis veces estos árboles se han quedado sin hojas
desde la última vez… Seis veces: Es bien poco…
Y, aunque quizás no haya cambiado nada,
hoy vuelvo, y me parece que es diferente todo.

Aquí, junto a esta verja, le di el último beso.
Yo entonces era soñador y loco,
y todavía entonces me sonreía sin motivo,
y mi alma era una playa frente a un océano sonoro ...

Ya apenas la recuerdo, pero nunca la olvido.
Nos separó la vida... así, sin saber cómo.
Y hoy, tú, que no eres ella,
te apoyas en mi brazo, que es casi el brazo de otro ...



LA SED INSACIABLE

D


ECIR adiós ... La vida es eso.
Y yo te digo adiós, y sigo ...
Volver a amar es el castigo
de los que amaron con exceso.

Amar y amar toda la vida,
y arder y arder en esa llama.
y no saber por qué se ama ...
y no saber por qué se olvida ...

Coger las rosas una a una,
beber un vino y otro vino,
y andar y andar por un camino
que no conduce a parte alguna.

Sentir más sed en cada fuente
y ver más sombra en cada abismo,
en este amor que es siempre el mismo,
pero que siempre es diferente.

Porque en el sordo desacuerdo
de lo soñado y lo vivido,
siempre, del fondo del olvido,
nace la muerte de un recuerdo.

Y en esta angustia que no cesa,
que toca el alma y no la toca,
besar la sombra de otra boca
en cada boca que se besa ...



NOCTURNO VIII

A


QUí, solo en la noche, ya es posible la muerte,
Morir es poca cosa si tu amor está lejos.

Puedo cerrar los ojos y apagar las estrellas.
Puedo cerrar los ojos y pensar que ya he muerto.

Puedo matar tu nombre pensando que no existes.
Ahora, solo en la noche, sé que todo lo puedo.

Puedo extender los brazos y morir en la sombra,
y sentir el tamaño del mundo en mi silencio.

Puedo cruzar los brazos mirándote desnuda,
y navegar por ríos que nacen de tu sueño.

Sé que todo lo puedo porque la noche es mía,
la gran noche que tiembla de un extraño deseo.

Sé que todo lo puedo, porque puedo olvidarte:
Si. En esta sombra, solo, sé que todo lo puedo.

Y ya ves: me contento con cerrar bien los ojos
y apagar las estrellas y pensar que me he muerto.




ALEGORIA DEL RIO SECO
                             I
Es triste la tristeza de este cauce vacío,
con árboles sin sombra muriendo en sus orillas;
y, como si lloraran por la ausencia del río,
son lágrimas de oro sus hojas amarillas.

Los bordes de este cauce son los labios de un viejo
que aprendió la amargura de besar en la frente;
y, como el marco inútil donde brilló un espejo,.
hay algo que nos mira tras su reflejo ausente.

Es triste la tristeza de este cauce vacío,
triste como las canas de un hombre sin mujer;
porque el cauce es la inmensa desolación de un río
que se convierte en surco, sin lograr florecer ...

                            II

A veces, en otoño, la lluvia persistente
llena la zanja seca con sus aguas sin brío,
y el cauce desolado tal parece que siente
la fugaz alegría de volver a ser río.

Hoy su propio silencio tiene una voz ajena,
y ayer, cantando el canto de las aguas felices,
olvidó la asechanza de la sed de la arena
y el misterioso instinto que alarga las raíces.

Y, ante este gran cadáver que lucha con lo inerte,
en su terca esperanza rebosante de fe,
se diría que el cauce no comprendió su muerte
y se quedó esperando el agua que se fue.


CANCION DE LOS REMOS

                        I

Q


UIZÁS olvidaremos, pues siempre hay que olvidar;
pero escucha los remos cantando sobre el mar...

Bajo este cielo claro tu alma llega a la mía,
como la luz de un faro desde la lejanía.

Así como la espuma pasará este momento:
nuestra ilusión se esfuma como la espuma al viento;

pero en el alma sola, si un gran amor la llena,
hay algo de la ola y hay algo de la arena.

                         II

Náufrago de su espanto, piloto de su hastío,
el mar canta en su cante que ya tu amor es mío.

Yo soy la vela rota que da al aire su duelo,
y tú eres la gaviota que va a estrenar su vuelo.

Pero aún quedan futuros que yo desconocía
en tus ojos oscuros, donde nunca es de día.

Aún hay algo postrero más allá del olvido,
y en tu amor recupero todo lo que he perdido.

                             III

Ni digo que te quedes ni quiero que te vayas,
pues soy como las redes tendidas en las playas.

Arroyo de ternura, hazme tuyo en lo mío,
llenando de agua pura mi cántaro vacío.

Ya mi voz tiene un eco; ya mi voz no se pierde...
Por eso el tronco seco retoña la hoja verde.

Y así mi vida espera la gracia de un retoño,
como una primavera que ilumina un otoño.

Por eso, aunque olvidemos que siempre hay que olvidar,
oye cantar los remos sobre el dolor del mar!


CANCION DE LA BUSQUEDA

T


ODAVIA te busco, mujer que busco en vano,
mujer que tantas veces cruzaste mi sendero,
sin aIcanzarte nunca cuando extendí la mano
y sin que me escucharas cuando dije: "te quiero...”

Y, sin embargo, espero. Y el tiempo pasa y pasa.
Y ya llega el otoño, y espero todavía:
De lo que fue una hoguera sólo queda una brasa,
pero sigo soñando que he de encontrarte un día.


Y quizás, en la sombra de mi esperanza ciega,
si al fin te encuentro un día, me sentiré cobarde,
al comprender, de pronto, que lo que nunca llega
nos entristece menos que lo que llega tarde.

Y sentiré en el fondo de mis manos vacías,
más allá de la bruma de mis ojos huraños,
la ansiedad de las horas convirtiéndose en días
y el horror de los días convirtiéndose en años...

Pues quizás esté mustia tu frente soñadora,
ya sin calor la llama, ya sin fulgor la estrella...
Y al no decir: "Es ella!" como diría ahora,
seguiré mi camino, murmurando: "Era ella ... "



CANCION DE LA HOGUERA

D


lRE que junto a un árbol resplandece una hoguera,
y que estará encendida mañana igual que ayer...
En invierno y otoño, verano y primavera,
arde esa hoguera loca sin que deje de arder.

Le dió sus hojas secas el árbol corpulento;
después, las hojas verdes, y los gajos quizás ...
Y aunque es mayor la llama cuando la sopla el viento,
no importa si arde pronto, porque ilumina más.

Y no importa si el árbol no tiene flor ni fruto,
porque muere en el sueño de una muerte feliz;
y cuando falten ramas para el fugaz tributo,
convertirá en cenizas su tronco y su raíz...
Mas, si alguien no comprende la verdad escondida
en la hoguera implacable y en el árbol sin flor,
yo le diré que el árbol que se quema es mi vida,
y que la hoguera es el amor!



CANCION PARA LA ESPOSA AJENA

T


AL vez guardes mis libros en alguna gaveta,
sin que nadie descubra cuál relata tu historia,
pues serán, simplemente, los versos de un poeta,
tras de arrancar la página de la dedicatoria ...

Y pasarán los años ... Pero acaso algún día,
o acaso alguna noche que estés sola en tu lecho,
abrirás la gaveta -  como una rebeldía,
y leerás mi libro - tal vez como un despecho.

Y brotará el perfume de una ilusión suprema
sobre tu desencanto de esposa abandonada.
y entonces, con orgullo, marcarás un poema...
y guardarás mi libro debajo de tu almohada.


                            

               OASIS - BUESA


A veces, lo más bello de la vida
no es lo más bello: es lo que más se ama.
Si después sopla el frío en esa llama,
lo más bello es aquello que se olvida ...


POEMA FINAL

Y


O cantaré algún día la angustia verdadera,
y, así, lo que otros callan lo iré diciendo yo,
pues la mujer que amamos sin que ella lo supiera,
sin saberlo nosotros, acaso nos amó ...

Aunque el tiempo nos lleva por un camino triste.
mientras tu cuerpo avanza, tu alma puede volver,
porque, en tu amor de ahora, tu amor de ayer subsiste,
y en la mujer que hoy amas sonríe otra mujer.

Y es que el amor más grande nos parece pequeño
mientras haya otra boca que podamos besar,
y el corazón no sabe la medida del sueño
como nadie ha sabido la medida del mar.
           
Porque el alma inconforme pide más a la vida,
que en cada don que otorga nos arrebata un don,
y así nos mata un sueño con cada despedida,
y nos cuesta una muerte cada resurrección.

Pero el amor sonríe como un niño dormido,
y el mañana es la sombra de la luz del ayer;
y así se va la vida, sin saber que se ha ido,
como se van las nubes en el atardecer...

y ahora, yo, que he hecho mía toda esa angustia ajena,
que canté sonriendo lo triste del azar,
comprendo que he cantado también mi propia pena,
y que he dicho las cosas que quería callar.



LA VEJEZ DE DON JUAN

S


Í. Don Juan está triste, porque empieza a ser viejo.
Sus sienes ya blanquean y se arruga su frente...
Deliberadamente rompió su último espejo,
pero aún frunce con gracia el entrecejo,
Y sabe, como nadie, decir lo que no siente.

Más aún que su espada de acero toledano,
tiene un filo temible su mirada insolente;
y una clara amatista resplandece en su mano,
con un episcopal fulgor mundano,
pero, como su dueño, ya se sabe que miente.

Sí. Don Juan está solo definitivamente:
Ningún beso lo espera; ningún labio lo nombra...
Pero sobre la alfombra su sombra está presente;
y entonces, con un gesto displicente,
Don Juan cruza los brazos ... y le miente a su sombra:

Realmente, yo fuí un poco
aventurero: Me atraía el mar;
no fuí insensible al juego, ni al buen vino tampoco,
y el amor fue un camino por el que supe andar.
Y, siendo un poco audaz y un poco loco,
un día, alegremente, me abandoné al azar.

Y fuí marino, Supe de las rachas sonoras
que en los tensos cordajes enredan una ronca sonata;
y en los ponientes de escarlata,
y en la azul placidez de las auroras,
vi palpitar los amplios velámenes de plata,
y me enjoyó de espuma la tajante inquietud de las proras.

y en las noches serenas, cuando el viento es un cálido encaje
que difunde fragancias de luceros,
comprendí por qué dicen que la muerte es un via¡e,
y por qué se prolongan los adioses postreros
en los sordos hervores del oleaje
 y en las canciones de los marineros,

Pero en el mar airado o apacible,
y en la canción como en la imprecación,
con las manos crispadas en la jarcia flexible
o en !a circunferencia del timón,
mi corazón, mi absurdo corazón,
permaneció impasible,
Y fuí guerrero, Y supe reír en la batalla,
con ímpetu invencible y entrecortado aliente,
cuando de súbito restalla
su látigo violento
la metralla,
sembrando de amapolas el elástico surco del viento.

Y supe de la sed que sabe a tierra,
del sol que raja el cráneo, de la lluvia tenaz,
de la fiebre en la jungla, de la asfixia en la sierra,
de la emboscada y de! ataque audaz,
y entonces comprendí. por qué la guerra
tiene amargas raíces que alimentan la paz.

Pero en el empujón irresistible
del asalto, al flamear el pabellón,
o al morder las palabras de una orden terrible
entre el hálito acre del cañón,
mi corazón, mi inútil corazón,
permaneció impasible.

Y fuí poeta. Hambriento de hermosura,
filtré vagos acordes en la alquimia sutil del poema;
cincelé cada estrofa como una miniatura,
y pulí cada verso cual si fuese una gema,
una gema inmortal de la diadema
de la belleza pura.

En mis recreaciones de orífice sonoro,
dlbujé en los misales, como un monje demente,
mayúsculas esbeltas con pájaros de oro;
y, al esculpir la Venus de una fuente,
con el sabio retoque de mi buril paciente
alisé cada grieta y cada poro
hasta dejar el mármol transparente.

Pero al lograr un ritmo imperceptible,
al apresar el tema de una alegre canción;
o cuando en una frase fue visible
un perfil impreciso de mi imaginación,
mi corazón, mi estéril corazón,            '
permaneció impasible.

Después ... ya no recuerdo. Fuí pintor
y fuí juglar, y músico, y fraile, y mercader,
espadachín, tahur y trovador...
y todo por amor a la mujer,
sin que nunca encontrara la mujer de mi amor.

Y después, todavía, como algo muy lejano,
recuerdo un brusco cambio de mi suerte:
Ya próximo al patíbulo villano,
la clemencia de un príncipe me salvó de la muerte,
y mis impertinencias me hicieron cortesano.

Las mujeres pasaron, y, una a una,
deiaron solitarios mis festines,
pues fuí dueño de todas y esclavo de ninguna;
y besé a una princesa bajo un claro de luna
que esparcía su polvo de plata en los jardines.

Yo amé la boca sabia que extenúa el exceso
y fuí de beso en beso tras la boca inexperta.
Pero no amé jamás. Amar no es eso.
El beso es una llave para abrir un« puerta,
y yo cerré las puertas con la llave del beso;
y ahora no me ha quedado ninguna puerta abierta.

Pero, tal vez aquella... La tapada
que vi en... ya no recuerdo, La dama iba de prisa,
y un rufián la insulto, Saqué mi espada...
Ella quedó indecisa...
Yo atravesé al rufián de una estocada,
y ella me sonrió, sin decir nada,
y huyó... Sólo vi de ella su sonrisa;
y después su: sonrisa hulló en la brisa,
pero dejó la brisa perfumada!

Aunque, de haber besesdo y poseído
la boca aquella que me sonreía,
hoy fuera en mis recuerdos una calle vacía,
o un contorno de niebla que flotara en mi olvido.

Y ahora, ya se me va la juventud,
mi juventud, que fue por tierra y mar,
ebria de ensueño y loca de inquietud;
y ahora sólo recuerdo lo que quiero olvidar,
y, esclavo de mi propia esclavitud,
me siento solo y necesito amar.

Amar por vez primera, para olvidar mi hastío;
soñar mi último sueño, y volver a empezar...
Pero en vano se exalta mi deseo tardío:
El leño que arde pronto, pronto se queda frío,
y yo ardí en cuerpo y alma, al vivir y al soñar.

Y, sin embargo, a veces, el corazón insiste
en su antigua locura del beso y la mujer,
pero después del beso la boca queda triste,
triste como un camino en el atardecer.

Sólo ansío la gloria de los días serenos.
Si pasan las mujeres, ya las miro pasar
como miran los niños los juguetes ajenos,
pues los niños sonríen con ganas de llorar.

Sí. Yo vencí la vida, sin pensar de qué modo.
Me alcé soberbiamente, con gesto vencedor...
Y hoy me vence la vida, pues, teniéndolo todo,
sé que todo me falta si me falta el amor!

Don Juan calla, y contempla, sobre la roja alfombra,
su sombra, que, sin duda, también cree que él miente.
Ningún beso lo espera; ningún labio lo nombra...
Y, repentinamente, da la espalda a su sombra,
y una lágrima empaña su mirada insolente.



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